Diseñador e Ilustrador
10 Libros Inspiradores
Es importante cuidar al paciente, ser seguido por el paciente, pero sucederá en un momento en el que hay mucho trabajo y dolor. Porque, para llegar al más mínimo detalle, nadie debe practicar ningún tipo de trabajo a menos que obtenga algún beneficio de él.
Mira de dónde viene todo
Porque nadie desprecia ni odia ni huye del placer porque sea placer, sino porque le resultan grandes dolores a quien no sabe seguir el placer con razón. Además, no hay nadie que, porque le guste el dolor, lo persiga y quiera alcanzarlo, sino porque nunca se dan ocasiones en las que busque algún gran placer mediante el trabajo y el dolor. Pues, para entrar en detalle, ¿quién de nosotros emprende algún ejercicio físico que sea laborioso, excepto para obtener algún beneficio de él? Pero ¿quién puede criticar con razón a quien quiere disfrutar de ese placer que no produce malestar, o a quien evita ese dolor que no produce ningún placer?
Que el fútbol se aleje del dolor y nadie dará a luz.
A menos que estén cegados por la lujuria
Los culpables no salen
Abandonar los deberes ablanda el alma
Que el fútbol se aleje del dolor y nadie dará a luz.
A menos que estén cegados por la lujuria
Los culpables no salen
Abandonar los deberes ablanda el alma
¿Adónde huye del dolor?
Porque nadie desprecia ni odia ni huye del placer porque sea placer, sino porque le resultan grandes dolores a quien no sabe seguir el placer con razón. Además, no hay nadie que, porque le guste el dolor, lo persiga y quiera alcanzarlo, sino porque nunca se dan ocasiones en las que busque algún gran placer mediante el trabajo y el dolor. Pues, para entrar en detalle, ¿quién de nosotros emprende algún ejercicio físico que sea laborioso, excepto para obtener algún beneficio de él? Pero ¿quién puede criticar con razón a quien quiere disfrutar de ese placer que no produce malestar, o a quien evita ese dolor que no produce ningún placer?
Por los Halagos de los Placeres Presentes
Porque nadie desprecia ni odia ni huye del placer porque sea placer, sino porque le resultan grandes dolores a quien no sabe seguir el placer con razón. Además, no hay nadie que, porque le guste el dolor, lo persiga y quiera alcanzarlo, sino porque nunca se dan ocasiones en las que busque algún gran placer mediante el trabajo y el dolor. Pues, para entrar en detalle, ¿quién de nosotros emprende algún ejercicio físico que sea laborioso, excepto para obtener algún beneficio de él? Pero ¿quién puede criticar con razón a quien quiere disfrutar de ese placer que no produce malestar, o a quien evita ese dolor que no produce ningún placer?
Y, en efecto, la distinción entre estas cosas es fácil y conveniente. Porque en el tiempo libre, cuando somos libres de elegir y nada nos impide hacer lo que más nos agrada, todo placer debe ser asumido, todo dolor rechazado. Pero en ciertas ocasiones, y ya sea por deberes o por necesidades de las cosas, sucederá muchas veces que se desestimen tanto los placeres como las penas. Por eso la elección de estas cosas la tiene el sabio, de modo que, o rechazando los placeres mayores, pueda obtener otros, o soportando dolores, pueda rechazar los más severos.
Y, en efecto, la distinción entre estas cosas es fácil y conveniente. Porque en el tiempo libre, cuando somos libres de elegir y nada nos impide hacer lo que más nos agrada, todo placer debe ser asumido, todo dolor rechazado. Pero en ciertas ocasiones, y ya sea por deberes o por necesidades de las cosas, sucederá muchas veces que se desestimen tanto los placeres como las penas. Por eso la elección de estas cosas la tiene el sabio, de modo que, o rechazando los placeres mayores, pueda obtener otros, o soportando dolores, pueda rechazar los más severos.
Ocurre con frecuencia que los placeres
Y, en efecto, la distinción entre estas cosas es fácil y conveniente. Porque en el tiempo libre, cuando somos libres de elegir y nada nos impide hacer lo que más nos agrada, todo placer debe ser asumido, todo dolor rechazado.
Lo máximo que podemos hacer
Pero en verdad ambos los acusamos, y con justo odio traemos a los que lo merecen, a los que se ablandan con los halagos de los placeres presentes, y a los que se corrompen por los dolores y penas que están a punto de experimentar, cegados por la codicia, y no proveer para ellos.